- LA TORTUGA
Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un método común entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la "tortuga" con su variación de la "balanza", un tronco puesto en la espalda de la víctima para que el espinazo se quebrara bajo el peso.
LAS BOTAS O APLASTAPIERNAS
LAS BOTAS O APLASTAPIERNAS
Las bootikens (o botas) o cashielaws era un "ingenioso" dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba un martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la médula por las inciciones.
EL TABURETE DE SUMERSIÓN
EL TABURETE DE SUMERSIÓN
Las brujas eran sentadas en taburetes y atadas con correas, que colgaban de un extremo para que se balancearan y tambolearan. Las víctima era sumergida en un río o charco. No solo que las temperaturas heladas podía matarlas, sino que se las sumergía y se las levantaba por lapsos de cinco minutos o mas. El "taburete del pato" fue utilizado en América para las brujas, y en Gran Bretaña para castigar a pequeños criminales y prostitutas.
MÁSCARAS INFAMANTES
MÁSCARAS INFAMANTES
Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas "conflictivas" por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este método.
ATADURA
ATADURA
Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus "amigos" o colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo que el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del craneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.
EL CEPO
EL CEPO
La víctima, con las manos y pies aprisionados en las aberturas correspondientes, era expuesta en la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos, le provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de orinales y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo los transgresores más inocuos podían esperar librarse con no más de unos pocos cardenales. Esta tortura fue utilizada por catolicos y protestantes por igual.
EL NADADOR
EL NADADOR
Este método era muy similar al taburete de imersión, la víctima era atada de pies y manos y arrojada al agua para ver si sumergía. Si la inocente víctima se hundía y se ahogaba demostrando asi su inocencia y lo acogida por Cristo. Si flotaba era un claro signo que las aguas bautismales de Cristo habían rechazado y rapidamente era llevado al patibulo.
EL POTRO
La víctima era atada a los extremos y después se tiraba de las cuerdas hasta que los miembros se descoyuntaban. Fue utilizado sobre todo en Francia y Alemania, durante los tiempos de la Inquisición.
Destinado a comprimir y reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en barra inferior, y el casquete era empujado hacia abajo por el tornillo. Los efectos de este artilugio son, en primer lugar, la ruptura de los alveólos dentarios, después las mandíbulas y por último el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
Sobresalía por su refinamiento. También fue utilizado por la Inquisición, pero su existencia se conoce desde los tiempos de la antiguo China. Consistía en colocar una rata sobre el abdómen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, mientras los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.
Hasta finales del Siglo XVIII, en los paisajes urbanos Europeos, era habitual encontrar jaulas de hierro y madera, adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, etc. Los reos, desnudos o semidesnudos, eran encerrados en las mismas. Morían de hambre y sed, por el mal tiempo y el frío en invierno; por el calor y las quemaduras solares en verano. A veces, las víctimas habían sido torturados o mutilados como escarmiento. No solo significaban una incomodidad tal que hacían imposible al preso dormir o relajarse, ya que estaban atados a los barrotes de las mismas. A veces se introducían en ellas gatos salvajes, a los que los verdugos azuzaban con varillas al rojo vivo, o se encendían fogatas debajo para abrasar al condenado.
LA DONCELLA DE HIERRO
Aun había otros artilugios como la doncella de hierro, esos ataúdes que eran piezas de exquisita artesanía por fuera y por dentro. Por fuera por la gran cantidad de grabados y relieves que adornaban su superficie; por dentro, por la espectacular colección de pinchos, dirigidos a puntos concretos del cuerpo, que se iban clavando lentamente sobre el inquilino, a medida que se cerraba la puerta. Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta.
EL METODO DEL AGUA
Consistía en hacer tragar al torturado, un mínimo de 10 litros por sesión, ayudándose de un embudo. Además de producir una insoportable sensación de ahogo, el estómago podía llegar a reventar.
Este sistema se hizo muy popular en las mazmorras de la Edad Media. Una vez que al torturado se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untar las plantas con sal o sebo. La cabra atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas, y la aspereza de su lengua hacía que atravesara la piel y dejara los pies en carne viva, llegando en ocasiones hasta el hueso.
LA RUEDA
Era el más común en la Europa germánica. Convertía al preso, completamente inmovilizado, en verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. Era uno de los suplicios más horrendos de la Edad Media. El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo, o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Despúes era desatado e
introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte.
EL GARROTE
Método por el cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios del siglo XX en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial, y también para ejecuciones.
En este caso se quemaban a los herejes dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas, que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. El toro de Falaris estaba presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Este instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. A consecuencia de la posición invertida del condenado, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX. La Biblia (II Samuel 12:31) hace mención a este tipo de tortura, en la época del Rey David. Este hecho contribuyo a la aceptación de la sierra, el hacha y la hoguera. La sierra se aplicaba a menudo a homosexuales (gays y lesbianas), aunque principalmente a hombres. En España la sierra era un medio de ejecución militar hasta el siglo XVIII. En Cataluña, durante la Guerra de la Independencia (1808-14), los guerrilleros catalanes sometieron a decenas de oficiales enemigos a la sierra. En la Alemania luterana la sierra esperaba a los cabecillas campesinos rebeldes, y en Francia a las brujas preñadas por Satanás.
El reo era atado e izado y una vez estaba elevado se le soltaba dejándolo caer sobre una pirámide haciendo que, con su propio peso, se clavara la punta de la misma en el ano, la vagina, el escroto, etc. Esta maniobra se realizaba varias veces. Se utilizaba practicamente para hacer confesar al condenado.
LA CIGUEÑA
El sistema de la cigueña, a parte de inmovilizar a la víctima, al poco rato ésta sufre unos fuertes calamabres en los músculos rectales y abdominales, y poco a poco se van extendiendo por el resto del cuerpo. Al cabo de las horas producen un dolor muy intenso sobre todo en el recto. Además el reo era pateado y golpeado, e incluso en ocasiones llegaba a ser quemado y mutilado.
EL PENDULO
Solía ser la antesala de posteriores torturas. Su función consistía básicamente en la dislocación de los hombros doblando los brazos hacía atrás y después hacia arriba. La víctima atada de manos en la espalda era izada por las mismas. Para provocar un mayor sufrimiento se le colocaban en los pies una pesas.
LAS GARRAS DE GATO
Consistía en arrancar al prisionero la carne a tiras, llegándola a arrancar de los huesos. Eran utilizadas como un rastrillo.
LA PERA
Estos instrumentos se usaban en formatos orales y rectales. Se colocaban en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente.Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos, pero también a seglares reos de tendencia antiortodoxas. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales.
Consiste en fijar o clavar al reo en una cruz. Generalmente la víctima moría por inanición, aunque sufría las inclemencias del tiempo al encontrarse a la intemperie, además de estar expuesto a los escarnios del pueblo, que ocasionalmente podía apedrearlo. Este método de muerte fue muy utilizado en época romana y en principio era la pena para sancionar a ladrones reincidentes, violadores... Desde la crucifixión de Cristo comenzó a ser la pena para castigar a los cristianos, pero cayó en desuso al igual que caía el Imperio Romano. Esto se debió sin duda alguna, al triunfo del Cristianismo, comenzando a considerarse una herejía el uso de la crucifixión como método de muerte.
LA FUSTIGACION
Que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido.
FRIO Y CALOR
Tortura refinada. Se afeita la cabeza del torturado y se coloca sobre ella dos recipientes, uno con agua hirviendo y otro con agua helada. Se deja caer en la coronilla de la víctima una gota de cada uno de ellos, alternativamente. El cambio brusco de temperatura produce un efecto doloroso.
TORMENTO CHINO
Desconocemos si realmente se inventó en la lejana China. Se introducen astillas bajo las uñas de los dedos de los pies o de las manos y se espera. Si el torturado no confiesa, se prende fuego a las astillas.
MELAZA
Se unta a la víctima con melaza y se la deja inmovilizada en las inmediaciones de un hormiguero. Es especialmente eficaz en las zonas tropicales, donde existen especies de hormigas particularmente voraces.
BOTA MALAYA
La bota malaya es un artilugio con forma de bota de madera con un mecanismo de prensado. Al girar la palanca, la bota se va encogiendo por dentro. El resultado final es como si a una persona que calza el 42 se le pone una bota de madera del 30: huesos del pie rotos y terribles dolores.
GARRUCHA
Se ata a la victima con los brazos a la espalda. Se la suspende en el aire y se le lastran los pies. Se la deja así media hora, para que se le queden todos los miembros doloridos. Entonces se la deja caer de golpe, pero sin llegar al suelo. El tirón produce horribles dolores y puede llegar a descoyuntar los miembros. Suele morir al poco tiempo, o sufrir extrañas pérdidas de movilidad.
CINTURON DE SAN ERAMO
Consiste en un collar, cinturón o brazalete provisto de pinchos en la cara interior y que se le pone al reo. Con cada pequeño movimiento (incluso la respiración) el collar araña y hiere la carne. El proceso de tortura es progresivo: en primer lugar, un dolor lacerante. Posteriormente se produce la infección, tras la cual se llega a la putrefacción y tras esta, una gangrena que puede causar la muerte. El torturador puede añadir, a su criterio, gusanos carnívoros en las llagas que se introducen en la carne royendo hacia el interior.
CUÑA
Se coloca la pierna del reo en un artilugio formado por tres tablas: dos fijas, una a cada lado de la pierna, y otra móvil a uno de los lados. Se introduce una cuña entre la tabla fija y la móvil, tras lo cual se golpea fuertemente con un mazo. El efecto que se produce es el aplastamiento de la pierna, causando fracturas múltiples.
PIEDRA
Se suspende a la víctima del techo y se ata una cuerda que no llegue al suelo a sus genitales, con el otro extremo atado una piedra. Se deja caer la piedra bruscamente, produciendo un horrible dolor.
BRASERO
Simple pero efectivo. Se calienta en una fragua o brasero un hierro al rojo vivo y se quema con él diferentes partes del cuerpo del torturado, al cual se le mantiene inmovilizado. El torturador puede actuar sobre distintas zonas del cuerpo donde el dolor es más o menos intenso, prolongando el sufrimiento como desee.
YELMO
Se coloca al individuo un yelmo de metal de unos 40 cm de diámetro y se introducen en su parte superior un par de ratas hambrientas, que se alimentarán vorazmente con la cara de la víctima. Existen variantes para otras partes del cuerpo, como por ejemplo los genitales.
COLLAR PENAL
Hay muchos tipos de ataduras que ligan a personas a pesos inhumanos: tobilleras (la clásica "bola" que llevan los presos de los dibujos), muñequeras, cinturones, collares...
El condenado debía llevar consigo éstas cargas durante largo tiempo: semanas, meses, años o incluso toda la vida. El bloque de la fotografía lleva una cadena con una anilla para el cuello en el extremo. La piedra, de doce kilos, se sujetaba con las manos, en cualquier momento y lugar. La víctima sufría un mortal esfuerzo, y la abrasión del cuello y los hombros, con la consiguiente infección y gangrena, que no solían ser mortales en los primeros meses.
EL APLASTAPULGARES
Simple y muy eficaz, el aplastamiento de los nudillos, falanges y uñas es una de las torturas más antiguas. Los resultados, en términos de dolor infringido con relación al esfuerzo realizado y al tiempo consumido, son altamente "satisfactorios".
Éste era uno de los muchos instrumentos utilizados en lo que se conoce como "las preguntas dolorosas", que consistían en la extracción de confesiones por medio de torturas descritas e ilustradas con precisión científica, hasta los mínimos detalles: el grosor de cuerdas, el número de eslabones de las cadenas, la longitud de clavos y tornillos, los grados de mutilación permanentes permitidos para diferentes grados de acusaciones, etc.
BIBLIOGRAFÍA
http://listas.20minutos.es/lista/el-peor-metodo-de-tortura-de-la-inquisicion-1328/##
http://users.servicios.retecal.es
http://es.wikipedia.org
EL CINTURÓN DE CASTIDAD
La opinión tradicional sobre el cinturón de castidad es que se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencia de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. Quizás alguna vez, aunque no como utilización normal, la "fidelidad" era de éste modo "asegurada" durante períodos breves de unas horas o un par de días, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de ésta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las laceraciones provocadas por el mero contacto con el hierro. Asimismo, hay que tener en cuenta la posibilidad de un embarazo en curso.
En realidad, el uso principal del cinturón era muy diferente: constituía una barrera contra la violación, una barrera frágil pero suficiente en determinadas ocasiones, por ejemplo, en épocas de acuartelamiento de soldados en las ciudades, durante estancias nocturnas en posadas, durante los viajes... Sabemos por muchos testimonios que las mujeres se colocaban el cinturón por iniciativa propia, hecho que algunas ancianas sicilianas y españolas aún recuerdan en nuestros días.
EL DESGARRADOR DE SENOS
EL DESGARRADOR DE SENOS
Frías o ardiendo, las cuatro puntas del "desgarrador de senos" desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de millares de mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos"; aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos.
En varios lugares y en épocas distintas, se aplicaba un "mordisco" con las puntas al rojo vivo en un seno de las madres solteras, a menudo mientras sus hijos se retorcían en el suelo salpicados por la sangre de sus madres.
Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía también como procedimiento inquisitorial y judicial.
LA HORQUILLA DEL HEREJE
LA HORQUILLA DEL HEREJE
Como se puede apreciar en la fotografía, la "horquilla del hereje" estaba compuesta por cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne, bajo la barbilla y sobre el esternón. La horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con la voz casi apagada (lo que se conocía como "abiuro", palabra que se
halla grabada en un lado de la horquilla).
Si se negaba a confesar , el hereje, considerado como "impenitente", era vestido con el traje característico y conducido a la hoguera, con la condición de la Extremaunción, en el caso de la Inquisición española. Si el inquisidor era romano, el hereje era ahorcado o quemado.
LA SILLA DE INTERROGATORIOS
Se trataba de un utensilio básico del inquisidor. El efecto de los pinchos sobre la víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del cuerpo.
El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la electricidad.
BIBLIOGRAFÍA
http://listas.20minutos.es/lista/el-peor-metodo-de-tortura-de-la-inquisicion-1328/##
http://users.servicios.retecal.es
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